Aokigahara, el “Mar de Árboles”, popular entre los suicidas en Japón.
El monte Fuji es la montaña más alta de Japón, se alza 3 776 m sobre el nivel del mar y también es un volcán que se encuentra dormido desde el año 1707. Su imagen es hermosa e imponente desde los alrededores y da la sensación de paz interior, sin embargo, a sus faldas se encuentra un bosque de mala fama, Aokigahara.
Aokigahara, que se traduce como “Mar de Árboles”, es un bosque de 35 km² que se encuentra al noroeste de la montaña. Los árboles, que son frondosos y densos, dan una atmósfera peculiar al sitio.
Hay dos cuevas que son populares entre los visitantes, la Cueva del Aire, y la Cueva del Viento, llamadas así por las características que presentan, pero el bosque mismo es muy popular para un sector de visitantes que no piensan retornar a sus hogares ni durar mucho tiempo ahí, por así decirlo.
A la entrada del bosque hay unos carteles que dicen cosas como “Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres. Piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”. El suicidio en Japón se ha presentado desde mucho tiempo atrás. Recordemos el Harakiri, donde el samurai prefiere quitarse la vida a si mismo, pues es una muerte más honrosa. En un país como lo es Japón, el sentimiento del honor está muy arraigado en su cultura. Podemos ver que incluso, es preferible morir a vivir sin él. Y eso era antes. Lo que vemos ahora son suicidios de aquellos que creen que su muerte es mejor a fallar en algún aspecto de su vida, por ejemplo, el académico.
Aokigahara se volvió un lugar popular para quitarse la vida, después de que fuera nombrado en diferentes ocasiones como un lugar apto para ello. En 1993, con la publicación de “El completo manual del suicidio” de Wataru Tsurimi, se dio un auge en la recurrencia de estos actos en el sitio.
Muchos dicen que el bosque está maldito, algunos otros dicen que hasta tiene vida, y es que los árboles presentan características especiales, como que son muy retorcidos, o que algunos parecen estar caminando, pues tienen la raíz por fuera de tal forma que con imaginación se puede pensar eso. Para algunos, uno de los grandes motivos por la popularidad del sitio, es que, dada la alta densidad de árboles, las personas pueden fácilmente perderse.
Sus veladores, en el dado caso de que encuentren un cuerpo en sus excursiones por el sitio, llevan este cuerpo a un cuarto, donde lo examinarán para tratar de identificarlo, pero también harán algo peculiar: pasarán la noche en el mismo cuarto que el cadáver, pues tienen la creencia de que si se van y lo dejan solo, el espíritu del difunto empezará a gritar desesperadamente.
Realmente nunca sabremos porque suceden estos actos en el sitio, pero si nos deja pensando, ¿cómo en
un país tan hermoso como Japón suceden este tipo de actos? Quizás, simplemente Aokigahara, el “mar de árboles”, de verdad está maldito.