Cuando un ánime, o básicamente cualquier producto orientado al entretenimiento logra rebasar la frontera y hacerte sentir como que también te educa y te amplia la forma en la que ves o entiendes el universo, entonces es un producto del cual vale la pena hablar.
Algo así como el programa de títeres 31 minutos que gracias a la intervención del conejo bodoque y su “nota verde” la crítica y la audiencia creemos que se trata de un programa educativo y casi olvidamos que es el programa infantil de la televisión que más veces repite la palabra “idiota”.
Pero sin necesidad de llegar a la nota verde… o si, un clásico de todos los tiempos y de los primeros animes que vi en japonés (con subtítulos en ingles) en mi vida, Top O Nerae! Logra unirse a esta pequeña élite de aventuras que además de emocionarnos, también nos hace un poco más sabios.
Al final de cada episodio antes de los créditos cada capítulo cuenta con uno adicional que forma un curso de ciencias, es tan compleja la temática de Gunbuster y los viajes en el tiempo (o mejor dicho, a velocidad luz) que es necesario una repasada a las teorías de la relatividad de Einstein y de la gravitación universal de Newton para poder comprender lo que sucede en cada misión.
Una OVA de 6 episodios cuyo final es la mayor muestra de heroísmo y nostalgia que hasta el momento se haya dibujado en un anime. El arribo triunfal de Kazumi y Noriko a la tierra inevitablemente le arranca aunque sea una lagrimita incluso al mas insensible corazón de piedra. Desafortunadamente esta obra de arte deja pasar la oportunidad de consagrarse como la mejor producción jamás creada debido a un insufrible efecto como resulta ser el “Buster Shieldo” lo cual siempre que lo veo logra provocarme otra canita verde, tampoco puedo dejar de mencionar que a pesar de lo interesante y veraz que logra ser la información educativa durante los episodios “científicos” no siempre es muy buena idea querer utilizar ese conocimiento al pie de la letra durante alguno de tus exámenes en la universidad. Lo cual solo me demuestra que el promedio de la humanidad aún no está listo para semejantes cargas de conocimiento y ahora envío cámaras y micrófonos con mi buen amigo y camarada Juan Carlos Bodoque, adelante.