De manera muy típica si estamos disfrutando de un slice of life, highschool o similares los capítulos que hacen referencia a las vacaciones de verano no se hacen esperar.
Una tradición por demás divertida, pero que en la vida real no esta tan arraigada es algo muy parecido a las piñatas mexicanas. La diferencia es que no ocurre en el frio de la navidad o las fiestas de cumpleaños, sino durante el verano, en la playa y lo que se parte con un palo y los ojos vendados es una sandía bien fría.
Debemos empezar por recordar que Nippon es un propiamente un archipiélago. Los científicos geólogos y académicos nos dicen que se trata del resultado del choque de placas tectónicas que forman la zona y crean estas islas volcánicas que emergen del magma solidificado, pero muchos otros sabemos que las lágrimas de Amateratsu fueron las que le dieron origen a estas islas para que los hombres pudieran tener tierra firme en dónde vivir.
Algo con lo que no contábamos es que también hace falta un clima más benévolo y tierras planas y ricas en nutrientes y tierrita suave para poder cultivar y alimentar ganado. Como esto no ocurre en muchas de las miles de islas que conforman el archipiélago en cuestión, pues ni modo, hay que recurrir al comercio. Y claro, como nuestros vecinos asiáticos producen muchas cosas que nos gustan a quienes vivimos fuera de las islas pues podemos intercambiar gameboys, hentai, televisores y celulares por vacas, sandías y plátanos.
Claro, de la misma forma en que aquí los celulares no caen del cielo y no cuestan tres pesos, pues en el mismo sentido, la fruta es particularmente costosa en la tierra del sol naciente. Así pues, no necesariamente todos disfrutan de golpear una sandía fresca en el verano para disfrutarla mientras ocurre el típico romance de verano o la historia de fantasmas y aventuras. Pero ciertamente la sandía es un símbolo de “pudientosidad” diríamos algunos, otros sencillamente lo consideran un elemento que denota un poder adquisitivo bastante bueno pues una sandía saludable, normal y de buen sabor, sin considerar aquellas versiones cuadradas o de colores exóticos debe rondar por ahí de los 20 euros, unos 300 pesitos nada más. Es entonces cuando me pregunto: qué estamos esperando para ir a cambiar mangos petacones por toneladas de hentai, el tipo de cambio debe ser como 1 a 1, ¿qué, no?