Cuasi Hentai

¿Cuál es la línea que divide a nuestra imaginación de lo que se considera como Hentai? Acá platicamos un poco sobre eso, sobre el fan service y sobre todo lo que uno se pueda imaginar al ver este género.

A riesgo de parecer temeroso de adentrarme al tema y mostrar el colmillo que he hincado a más de una serie de lo más ecchi no puedo dejar de pensar que es precisamente en lo profundo de nuestras mentes en donde se encuentran todas esas imágenes que en realidad no hay artista capaz de ejecutar ni animador con material suficiente como para recrear. Es entonces cuando me acerco al soft hentai para que cumpla solamente con la función de establecer las situaciones y que sea mi loca imaginación la que una los puntos y de rienda suelta a lo que en realidad quiero ver.

Es como aquello de querer utilizar la imaginación propia, no como cuando te dan todo hecho o dicho y sencillamente te sientas a verlo, cuando apenas hay un vistazo a lo que en realidad quieres ver, pues uno no se detiene y puede ir más allá.

Para tales ejercicios mentales con objetivos puramente científicos y educativos, además de realización personal, los capítulos de Kanokon funcionan divinamente. La bella, desinhibida y exuberante Chizuru no pierde el tiempo y pronto nos llena de ese buen fan service que todo anime debe tener en mayor o menor medida, preferente en mayor medida.

Un anime sin fan service es como una película francesa sin un desnudo o una película de Martha Higareda sin sus bubis al aire.

Así pues, el giro en esta serie es precisamente que el protagonista lucha con todas sus fuerzas por conservar la decencia y evitar los avances de una chica mayor que lo acosa y le pide fervientemente que le salte encima, aunque de manera no tan sutil. Aunque apenas y puede llegar a la categoría hentai no deja de ser una serie que capítulo a capítulo nos prepara el entorno perfecto para que nuestra imaginación vuele y nos adentremos a las torcidas mentes de Minamoto Chizuru y su rival Ezomori Nozomu que luchan capítulo a capítulo por seducir a Kouta quien a pesar de su aspecto infantil no puede dejar de mostrar de vez en cuando sus verdaderos intereses.

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