Ahora si me lancé a un viaje de tres décadas al pasado, pero sospecho que bien vale la pena. Siempre he tenido la duda sobre el por qué o mejor dicho cómo fue que llegó una oleada de animación a nuestros canales nacionales. En aquel entonces parecía que tanto Televisa como Imevisión habían conseguido algún tipo de paquete de descuento con lo que sería la puerta de entrada al anime de toda una generación. Algo así como una década después volvería a refrescarse el catálogo después de años y años de chutarnos una y otra repetición de las primeras series y así ha seguido con una cierta periodicidad.
Y como la periodicidad es el tema al que quiero llegar pues aquí merito comienzo a divagar. Allá por los 80’s a la hora de la comida uno se sentaba tranquilamente a la mesa y disfrutabas de la televisión como compañía (además de la familia, pero siempre eran más divertidas las caricaturas) entonces casi sin darte cuenta te taladraba el cerebro el bombardeo de información que no apreciarías sino hasta pasados algunos años.
Aunque el género shojo es demasiado romántico para muchos, Sandybell, por lo menos para mi, mostraba una característica que la hacía más atractiva que otros programas a los que estaba uno expuesto y es que sencillamente, como después aprendería, en el anime es muy común y normal que los personajes crezcan y se desarrollen. Entonces, esta serie no solamente se trata del drama de una niña tratando de encontrar a su familia. También conocemos los intereses de la jovencita Sandy quien desea llegar a ser una famosa reportera. Entonces hay que poner mucha atención a ese pequeño detalle. Hoy en día confundimos a los presentadores de noticias con reporteros, en un mundo donde el consumo de amarillismo y desinformación es creciente muchas personas creen que un “reportero” es lo mismo que un “periodista” lo cual es una verdadera lástima. El reportero me atrevo a reducirlo al ejemplo del presentador del clima, una persona cuya tarea es la de dar a conocer una información que solamente es útil al momento de darla (en teoría) pues a partir de dicha información la audiencia puede tomar mejores decisiones. Por otro lado el periodista hay que entenderlo desde la concepción de la palabra journalism en donde lo que importa es el REGISTRO de una serie de acontecimientos que nos generará un aprendizaje.
Todo esto viene un poco al caso porque sencillamente me encanta divagar y pasar de una cosa a otra que quizá en mi torcida mente tiene sentido pero se que alguien más seguro lo captará. Así pues mientras Sandy recorre el mundo va teniendo experiencias, ayuda a resolver misterios y denunciar injusticias, todo ello mientras sigue en la constante búsqueda de su pasado, mejor dicho, de su mamá. Algo así (aunque el si sabe dónde esta su mamá) es el buen chef y excelente periodista Anthony Bourdain quien recorre el mundo probando comida y conociendo lugares tradicionales y ejemplares que muestran no solamente una buena cocina sino una gran tradición que refleja la personalidad de cada lugar que visita.
Es así como a mi parecer una serie por demás dirigida a las chicas y sin grandes pretensiones terminó por convertirse en una gran influencia a partir de la cual comencé a seguir a diferentes escritores tanto reales como ficticios pues dos de mis periodistas preferidos son Tony Bourdain y Rory Gilmore de quienes al final de cuentas lo que aprendo es que un artículo va más allá de dar información y datos ñoños (recuerden el clima) pues la vivencia misma, así personal y tendenciosa es el verdadero aporte que puede uno transmitir cuando decides escribir sobre algo que conoces y viviste.
Para no dejar tan insatisfechos a quienes son ávidos de datos e información Hello! Sandybell es una producción de Toei Douga basado en el trabajo original de Jinbo Shirou bajo la dirección de Shidara Hiroshi a quién también vimos dirigir a Lalabel y Candy Candy (por si alguien sospechaba que se parecen las niñas) de ahí que saco mi teoría sobre la adquisición en “paquete” que mencioné aunque seguro si invocamos a Nyan-kun se aparecerá con las respuestas.